USTED PUEDE CAMBIAR SU MUNDO
Sabemos ahora que la sigla AMP significa Actitud Mental Positiva. Y sabemos también que una Actitud Mental Positiva es uno de los 17 principios del éxito. Cuando empiece a aplicar una combinación de estos principios con la AMP en su profesión o en la solución de sus problemas personales, habrá echado a andar por el sendero del éxito, estará en el buen camino y seguirá la dirección adecuada para alcanzar sus propósitos.
Para conseguir cualquier cosa que merezca la pena en la vida, es imprescindible que aplique una AMP, con independencia de los demás principios del éxito que usted emplee. La AMP es el catalizador por medio del cual conseguiremos que cualquier combinación de principios del éxito dé resultado de tal manera que se alcance un objetivo deseable. En cambio, la AMN, combinada con alguno de los mismos principios, es el catalizador que da por resultado el crimen o el mal. Y el dolor, el desastre, la tragedia -el pecado, la enfermedad, la muerte-, son algunas de sus consecuencias.
LOS 17 PRINCIPIOS DEL ÉXITO. Los autores han venido dedicándose durante muchos años a pronunciar conferencias, a dar clases y a dirigir un curso por correspondencia sobre los 17 principios del éxito. El título del curso es: AMP, la ciencia del éxito.
Estos 17 principios son los siguientes:
1. Una Actitud Mental Positiva.
2. Precisión de objetivos.
3. Recorrer un kilómetro más.
4. Exactitud de pensamiento.
5. Autodisciplina.
6. Genio creador.
7. Fe aplicada.
8. Una personalidad agradable.
9. Iniciativa personal.
10. Entusiasmo.
11. Atención controlada.
12. Labor de equipo.
13. Aprender de la derrota.
14. Visión creadora.
15. Dedicación de tiempo y dinero.
16. Conservación de una buena salud física y mental.
17. Utilización de la fuerza del hábito cósmico (ley universal).
Estos 17 principios del éxito no son una creación de los autores. Han sido extraídos de la experiencia vital de cientos de las personas de más éxito que nuestra nación ha conocido en el transcurso del pasado siglo. Mientras viva, y a partir de hoy, podrá usted analizar todos sus éxitos y fracasos… siempre y cuando se grabe indeleblemente estos 17 principios en su memoria. Puede usted desarrollar y conservar una Actitud Mental Positiva adquiriendo el compromiso de aplicar y adoptar estos 17 principios en su vida cotidiana.
No existe ningún otro método conocido por medio del cual pueda usted mantener una actitud Positiva. Analícese ahora a sí mismo con valentía y averigüe cuáles de estos principios ha utilizado y cuáles de ellos ha olvidado.
En el futuro, analice tanto sus éxitos como sus fracasos utilizando los 17 principios en calidad de instrumento de medición, y muy pronto podrá usted establecer el obstáculo que le ha impedido avanzar. Si tiene usted una AMP y no alcanza el éxito, entonces ¿qué? Si utiliza usted una AMP y no alcanza el éxito, ello puede deberse a que no utiliza los principios que son necesarios en la combinación precisa para alcanzar el objetivo que se ha propuesto. Podría analizar usted las historias de S. B. Fuller, Tom Dempsey, Henry J. Kaiser, el leñador, Al Allen y Henry Ford y establecer cuáles de los 17 principios del éxito aplicó o bien dejó de aplicar cada una de estas personas. Podría analizar a alguien a quien conozca y que sea en la vida real una «pieza de museo».
Mientras vaya leyendo las historias que se presentarán en los siguientes capítulos, haga lo mismo. Pregúntese: ¿Cuáles de los 17 principios del éxito se están utilizando? ¿Cuáles no? Al principio puede resultar difícil comprender y aplicar esos principios. Sin embargo, a medida que siga leyendo La actitud mental positiva: un camino hacia el éxito, cada uno de estos principios le irá resultando más claro. Y entonces podrá utilizarlos. Cuando llegue al capítulo 20, estará usted en condiciones de analizarse a sí mismo cuidadosamente a través de los 17 principios del éxito. Allí encontrará un esquema de autoanálisis bajo el título «Análisis del Cociente de Éxito.
¿LE HA TRATADO EL MUNDO CON DUREZA? Los alumnos que se matriculan en el curso AMP, la ciencia del éxito, suelen ser personas que se consideraban fracasadas en alguna faceta de su vida. La primera pregunta
que se le podría hacer a una persona así cuando se inician las clases es la siguiente: «¿Por qué? ¿Por qué quiere seguir este curso? ¿Por qué no ha alcanzado el éxito que hubiera deseado alcanzar?» Y las razones que estas personas aducen nos revelan la trágica historia de la causa de su fracaso.
«Jamás tuve oportunidad de prosperar. Mi padre era alcohólico, ¿sabe?»
«Me crié en los barrios bajos y eso es algo que no hay quien lo supere.»
«Sólo recibí enseñanza primaria.»
Estas personas están diciendo esencialmente que el mundo las ha tratado con dureza. Están echando la culpa de sus fracasos al mundo y a circunstancias exteriores. Le echan la culpa a la herencia o al ambiente. Empiezan con una Actitud Mental Negativa. Y, como es lógico con esta actitud están en desventaja. Sin embargo, lo que les impide prosperar es la AMN, no la desventaja externa a la que ellos atribuyen su fracaso.
UNA LECCIÓN APRENDIDA EN LA INFANCIA. Se cuenta una maravillosa historia acerca de un predicador que un sábado por la mañana estaba tratando de preparar un sermón en difíciles circunstancias. Su esposa había salido de compras. Era un día lluvioso, y su hijito se mostraba nervioso y aburrido porque no tenía nada que hacer. Al final, desesperado, el pastor tomó una vieja revista y empezó a hojearla hasta llegar a una ilustración brillantemente coloreada. Era un mapamundi. Arrancó la página de la revista, la rompió en trocitos y los esparció todos por el suelo del salón al tiempo que decía: «Johnny, si puedes recomponer todo eso te daré un cuarto de dólar.
El predicador supuso que la tarea le iba a llevar a Johnny buena parte de la mañana. Pero a los diez minutos oyó llamar con los nudillos a la puerta de su estudio. Era su hijo con el rompecabezas ya ordenado. El hombre se sorprendió de que Johnny hubiera terminado tan temprano, con los trozos de papel pulcramente colocados y el mapa del mundo recompuesto.
«Hijo, ¿cómo lo has hecho tan de prisa?», preguntó el predicador.
«Oh -contestó Johnny-, ha sido fácil. En la parte de atrás había la imagen de un hombre. He colocado un trozo de papel debajo, he compuesto la figura del hombre, he colocado un papel encima y lo he vuelto del revés. He pensado que si la figura del hombre estaba bien, el mundo también lo estaría.»El clérigo sonrió y le entregó a su hijo un cuarto de dólar. «También me has dado el tema del sermón de mañana – dijo-. Si un hombre está bien, el mundo estará bien.»
Esta idea encierra una gran lección. Si alguien no está satisfecho de su mundo y desea cambiarlo, tiene
que empezar por sí mismo. Si usted está bien, su mundo estará bien en eso consiste la AMP. Si uno tiene una Actitud Mental Positiva, los problemas de su mundo tienden a doblegarse ante él.
USTED NACIÓ CAMPEÓN. ¿Se le ha ocurrido pensar alguna vez en las batallas que ganó antes de nacer?
«Deténgase a pensar acerca de sí mismo -dice el experto en genética Amram Scheinfeld-. En toda la historia del mundo jamás ha habido nadie exactamente igual a usted y, en toda la inmensidad del tiempo venidero, jamás habrá otro igual.»
Es usted una persona muy especial. Y tuvieron que librarse numerosas luchas concluidas con éxito para que apareciera usted. Imagínese: decenas de millones de células espermáticas participaron en la gran batalla y, sin embargo, sólo una de ellas ganó: ¡la que le hizo a usted! Fue una grandiosa carrera para alcanzar un solo objetivo: un valioso óvulo con un diminuto núcleo. Este objetivo por el que competían los espermatozoos era de tamaño inferior al de una cabeza de alfiler. Y cada espermatozoo era tan pequeño que hubiera tenido que ampliarse miles de veces para que el ojo humano pudiera percibirlo. Y, sin embargo, a este nivel microscópico se libró la batalla más decisiva de su vida.
La cabeza de cada uno de los millones de espermatozoos contenía una valiosa carga de 24 cromosomas, de la misma manera que, en el diminuto núcleo del óvulo, había también 24 cromosomas. Cada cromosoma estaba integrado por un conjunto de corpúsculos de apariencia gelatinosa. Cada bolita contenía cientos de genes a los que los científicos atribuyen todos los factores de su herencia. Los cromosomas del espermatozoo incluían todas las tendencias y el material hereditario aportado por su padre y por sus antepasados; los del núcleo del óvulo contenían los rasgos hereditarios de su madre y de sus antepasados. Su madre y su padre representaban la culminación de más de dos mil millones de años de victoria en la lucha por la supervivencia. Y entonces un determinado espermatozoo -el más rápido, el más sano, el ganador- se unió con el óvulo que lo estaba aguardando para formar con éste una diminuta célula viva.
Se había iniciado la vida de la persona viviente más importante. Se había usted proclamado campeón, triunfando sobre las más asombrosas fuerzas con que jamás haya tenido que enfrentarse. A todos los fines prácticos, había heredado usted de la vasta reserva del pasado todas las capacidades y facultades que potencialmente necesita para alcanzar sus objetivos.
Nació usted para ser un campeón y cualesquiera que sean las dificultades y obstáculos con que tropiece en su camino, jamás serán ni una décima parte de las que ya superó en el momento de su concepción. Toda persona lleva la victoria incorporada. Pensemos en el caso de Irving Ben Cooper, que fue uno de los jueces más respetados de los Estados Unidos. Sin embargo, eso estaba muy lejos de lo que el joven Ben Cooper pensaba que iba a ser en su juventud.
DE QUÉ MANERA UN MUCHACHO ASUSTADO DESARROLLÓ UNA AMP. Ben se crió en un barrio casi bajo de St. Joseph, Missouri. Su padre era un sastre inmigrante que ganaba muy poco dinero. Muchos días no había suficiente para comer. Para calentar la pequeña casa, Ben solía tomar un cubo y bajar a las vías del tren que discurrían por allí cerca. Allí recogía trozos de carbón. Ben se avergonzaba de tener que hacerlo. A menudo procuraba dar un rodeo por calles poco transitadas para que los niños de la escuela no le vieran.
Pero ellos le veían con frecuencia. Había una banda de muchachos en concreto que se complacía especialmente en tender emboscadas a Ben y golpearle cuando regresaba a casa. Le esparcían el carbón por la calle y él regresaba a casa llorando. De este modo, vivía en un estado más o menos permanente de miedo y de desprecio de sí mismo. Algo ocurrió, tal como tiene que ocurrir siempre que rompemos eI esquema de la derrota. La victoria que llevamos en nuestro interior no se manifiesta hasta que estamos preparados. Ben se sintió impulsado a emprender una acción positiva tras la lectura de un libro. Era La lucha de Robert Coverdale, de Horatio Alger.
En dicho libro, Ben leyó las aventuras de un joven que se enfrentaba como él a grandes dificultades, Pero que las superaba con el valor y la fuerza moral que Ben deseaba poseer. El muchacho leyó todos los libros de Horatio Alger que pudo conseguir que le prestaran. Mientras los leía, se identificaba con el papel del héroe. Se pasó todo el invierno en la fría cocina, leyendo historias de valor y éxito y absorbiendo de forma inconsciente una Actitud Mental Positiva.
Algunos meses después de haber leído el primer libro de Horatio Alger, Ben Cooper se estaba dirigiendo una vez más a las vías del tren. Vio a lo lejos tres figuras ocultándose detrás de un edificio. Su primer impulso fue el de dar media vuelta y echar a correr. Entonces recordó el valor que había admirado en los héroes de sus libros y, en lugar de dar media vuelta, su mano asió con más fuerza el cubo de carbón mientras seguía avanzando como si fuera uno de los héroes de Horatio Alger.
Fue una lucha brutal. Los tres muchachos se abalanzaron simultáneamente sobre Ben. El cubo se le cayó y él empezó a agitar los brazos con una decisión que pilló por sorpresa a los matones. La mano derecha de Ben golpeó los labios y la nariz de uno de los muchachos… y su mano izquierda le golpeó el estómago.
Para asombro de Ben, el muchacho dejó de luchar, dio media vuelta y se alejó corriendo. Entretanto, los otros dos muchachos seguían golpeándole y propinándole patadas. Ben consiguió apartar a uno de los chicos y derribar al otro. Se abalanzó después sobre el segundo joven, colocándose de rodillas mientras le golpeaba repetidamente el estómago y la mandíbula… como si se hubiera vuelto loco. Ahora no quedaba más que un muchacho. Era el jefe, que había saltado encima de Ben. Ben consiguió apartarle y levantarse. Durante unos instantes, ambos muchachos permanecieron de pie, mirándose fijamente el uno al otro.
Y entonces, poco a poco, el jefe empezó a retroceder. Y también salió huyendo. Tal vez ello se debiera a una justa cólera, pero el caso es que Ben tomó un trozo de carbón y lo arrojó contra el fugitivo. Sólo entonces Ben se percató de que le estaba sangrando la nariz y de que tenía magulladuras por todo el cuerpo a causa de los golpes y los puntapiés que había recibido. ¡Había merecido la pena! Fue un gran día en la vida de Ben. En aquel momento superó el temor. Ben Cooper no era mucho más fuerte que hacía un año. Sus atacantes tampoco eran menos fuertes. La diferencia estribaba en la actitud mental de Ben: decidió que ya no iba a permitir que unos matones le intimidaran. A partir de entonces, iba a cambiar su mundo. Y, como es natural, eso fue exactamente lo que hizo.
IDENTIFÍQUESE CON UNA IMAGEN DE ÉXITO. El muchacho dio a sí mismo una identidad. Cuando aquel día se enfrentó con los tres matones, no estaba peleando como el asustado y desnutrido Ben Cooper. Estaba luchando como Robert Coverdale o cualquier otro de los intrépidos y valientes héroes de los libros de Horatio Alger. El hecho de identificar el propio «yo» con una imagen de éxito puede contribuir a romper los hábitos de la duda sobre uno mismo y la derrota provocados por muchos años de AMN. Otra técnica análogamente positiva para cambiar el propio mundo consiste en identificarse con una imagen que le estimule a adoptar decisiones adecuadas. Puede ser un lema, una fotografía o cualquier otro símbolo que resulte significativo para usted.
¿QUÉ LE DIRÁ LA FOTOGRAFÍA? El presidente de una empresa del Medio Oeste de ámbito internacional estaba visitando su delegación de San Francisco. Vio una fotografía suya de gran tamaño en la pared del despacho de Dorothy Jones, unas secretaria particular. «Dotti, es una fotografía más bien grande para el tamaño de esta habitación, ¿no le parece?» «Cuando tengo un problema, ¿sabe lo que hago?», replicó Dorothy. Sin aguardar la respuesta, lo demostró prácticamente, colocando los codos sobre el escritorio, apoyando la cabeza sobre los dedos de sus manos dobladas y levantando los ojos hacia la fotografía. «Jefe, ¿cómo demonios resolvería usted este problema?», dijo.
Los comentarios de Dotti parecen un poco chistosos. Y, sin embargo, la esencia de su idea es sorprendente. Tal vez tenga usted una fotografía en su des pacho, en su casa o en su cartera, capaz de darle la respuesta adecuada a una importante pregunta de su vida. Puede ser la fotografía de su madre, de su padre, de su esposa, de su marido… de Benjamín Franklin o de Abraham Lincoln. Puede ser la representación de un santo. ¿Qué le dirá la fotografía? Hay un medio de averiguarlo. Cuando se enfrente con un serio problema o decisión, diríjale la pregunta a la fotografía. Y preste atención a la respuesta. Otro ingrediente esencial para cambiar su mundo consiste en tener precisión de objetivos, uno de los 17 principios del éxito.
CONTINUARA…
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