actitud Mental Positiva

tu eres importante para nosotros

Aquí tienes la continuacion del capitulo 2 del actitud mental positiva!!
disfrutalo!!!

CAPITULO 2: «BOMBAS MENTALES» PARA ENFRENTARSE AL ÉXITO

EL SECRETO PARA CONSEGUIR HACER LAS COSAS

En este capítulo descubrirá usted el secreto para conseguir hacer las cosas. Adquirirá también un factor de automotivación tan poderoso que le obligará subconscientemente a emprender una acción deseable pues se trata, en realidad, de un mecanismo de autoarranque. Y, sin embargo, puede usted utilizarlo a voluntad. Cuando lo haga, superará la dilación y la inercia.
Si hace las cosas que no quiere hacer o no hace las cosas que quiere hacer, este capítulo es para usted. Los que alcanzan la grandeza utilizan este secreto para conseguir hacer las cosas. Pensemos, por ejemplo, en el padre James Keller de Maryknoll. El padre Keller llevaba algún tiempo desarrollando una idea. Abrigaba la esperanza de inducir a los pequeños a hacer cosas grandes, animándoles a salir al mundo exterior, abandonando su reducido círculo. El precepto evangélico: «Id por todo el mundo» se le antojaba el símbolo de una idea mediante la cual podría llevarse a cabo la misión que él tenía pensada. Al cumplir este precepto, utilizó el secreto para conseguir hacer las cosas. Y, al hacerlo así, entró en acción. Ocurrió en 1945. Fue entonces cuando creó los «Cristóbales»… una organización de lo más insólita.


No celebra capítulos y no tiene comités, reuniones ni cuotas. Ni siquiera hay que pertenecer a ella como miembro en el sentido habitual que se da a esta palabra. Está integrada simplemente por personas -nadie puede decir cuántas- entregadas a un ideal. Los «Cristóbales» actúan sobre la base de que es mejor que la gente «haga algo y no pague nada», en lugar de que «pague cuotas y no haga nada.» ¿Cuál es el ideal de estas personas? Cada «Cristóbal» se compromete a propagar su religión dondequiera que vaya a lo largo de todo el día, en medio del calor del mercado, en las carreteras y los caminos, en casa. Y, de este modo, transmite a los demás las principales verdades de su fe.


La emocionante historia la cuenta el padre James Keller en su libro Usted puede cambiar el mundo. Ello se debió a que concibió y creyó en un ideal. Sin embargo, hizo muy poco o apenas nada hasta que no descubrió el secreto de cómo conseguir hacer las cosas. La idea de este secreto se puede deducir de la afirmación de E. E. Bauermeister, supervisor de educación y asesor clínico de la Institución Masculina de California de la localidad de Chino, el cual les dijo a los autores de la presente obra: «Yo siempre les digo a los hombres de nuestra clase de readaptación que, con demasiada frecuencia, aquello que leemos y profesamos se convierte en una parte de nuestras bibliotecas y de nuestro vocabulario en lugar de convertirse en una parte de nuestras vidas.»

Recuerde la frase de la Biblia: Porque el bien que quisiera hacer no lo hago, pero el mal que no quisiera hacer, lo hago. ¿Cómo puede usted adiestrarse a actuar tan pronto como ello sea necesario? Y entonces le explicamos al señor Bauermeister de qué manera las cosas buenas que leemos y profesamos pueden convertirse en una arte de nuestras vidas. ¿Cómo puede usted lograr que el secreto para conseguir hacer las cosas se convierta en parte de su vida? Por medio del hábito. Y el hábito se desarrolla a través de la repetición. «Siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter cosecharás un destino decía el gran psicólogo y filósofo William James. Con ello quería decir que es usted aquello en que sus hábitos le convierten. Y usted puede elegir sus hábitos. Usted puede adquirir cualquier hábito que desee por medio de la utilización del mecanismo de autoarranque.


Pero, ¿cuál es el secreto para conseguir hacer as cosas y cuál es el mecanismo de autoarranque que le obliga a utilizar este gran secreto? El secreto para conseguir hacer las cosas consiste en actuar. El mecanismo de autoarranque es el factor de automotivación ¡HAZLO AHORA! Mientras viva, nunca se diga: «¡HAZLO AHORA!» a menos que emprenda a continuación una acción deseable. Siempre que la acción sea deseable y el símbolo de ¡HAZLO AHORA! surja de su subconciente y aparezca en su conciencia, actúe inmediatamente. Adquiera la costumbre de responder al mecanismo de autoarranque del i HAZLO AHORA! en las más pequeñas cosas. Muy pronto adquirirá el hábito de una acción refleja tan poderosa que, en momentos de emergencia o cuando se le presente la oportunidad, usted actuará.

Supongamos que hay una llamada telefónica que tendría que hacer, pero que usted muestra tendencia a aplazar. Cuando el mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA! surja de su subconciente y aparezca en su conciencia, actúe. Haga aquella llamada telefónica inmediatamente. O supongamos, por ejemplo, que pone usted el despertador para las seis de la mañana. Pero, cuando suena el despertador, usted se encuentra adormilado, se incorpora, para el aparato y sigue durmiendo. Usted tenderá a adquirir la costumbre de hacer lo mismo en el futuro. Pero si su subconsciente envía a su conciencia el mensaje del ¡HAZLO AHORA!, Ocurra lo que ocurra, ¡HÁGALO AHORA! ¡Levántese! ¿Por qué? Porque usted quiere adquirir el hábito de responder al mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA!

En el capítulo 13 sabrá cómo uno de los autores del presente libro adquirió una empresa de un millón seiscientos mil dólares de capital líquido neto con el propio dinero del vendedor. Ello fue posible porque, en el momento oportuno, el comprador reaccionó al mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA! H. G. Wells aprendió el secreto para conseguir hacer las cosas. Y H. G. Wells fue un autor muy prolífico porque lo hizo. Jamás permitió que se le escapara una buena idea. Cuando se le Ocurría alguna, la anotaba inmediatamente. Ello sucedía a veces en mitad de la noche. NO importaba. Wells encendía la luz, tomaba el papel y el lápiz que siempre tenía en la mesilla de noche y efectuaba una rápida anotación. Y después volvía a dormirse. Unas ideas que tal vez hubieran caído en el olvido eran recordadas por medio de la lectura de los destellos de inspiración anotados en cuanto se habían producido. Esta costumbre de Wells le resultaba tan fácil y natural como lo es para usted el hecho de sonreír cuando se le Ocurre una feliz idea.

Muchas personas tienen la costumbre de aplazar las cosas. Como consecuencia de ello, es posible que pierdan un tren, lleguen tarde al trabajo O, lo que es mucho más importante, pierdan una oportunidad que podría cambiar todo el curso de sus vidas para bien. La historia nos muestra las batallas que se perdieron porque alguien pospuso el iniciar una acción deseable. Los nuevos alumnos de nuestro curso AMP, «La ciencia del éxito», afirman a veces que el hábito de la dilación es uno de los que desearían eliminar. Entonces les revelamos el secreto para conseguir hacer las cosas. Les proporcionamos el mecanismo de autoarranque. Quizás les estimulemos contándoles la verdadera historia de lo que significó el mecanismo de autoarranque para un prisionero de la segunda guerra mundial.

LO QUE SIGNIFICÓ EL MECANISMO DE AUTOARRANQUE PARA UN PRISIONERO DE GUERRA.
Kenneth Erwin Harmon era un empleado civil de la Marina en Manila cuando tuvo lugar el desembarco de los japoneses. Fue apresado y retenido durante dos días en un hotel antes de ser enviado a un campo de prisioneros. El primer día, Kenneth vio que su compañero de habitación tenía un libro bajo la almohada. «¿Me lo dejas?», le preguntó. El libro era Piense y hágase rico. enneth empezó a leerlo. Y, mientras leía, conoció la persona viviente más importante con el talismán ‘n visible de la AMP grabada en una cara y la AMN graada en la Otra. Antes de empezar a leer, se sentía desesperado. Temía la posibilidad de que le torturaran -e incluso de que le mataran- en el campo de prisioneros. Pero ahora, mientras leía, empezó a adoptar una actitud alimentada por la esperanza. Estaba deseando quedarse con el libro. Quería tenerlo durante los temibles días que se avecinaban. Mientras comentaba el contenido de Piense y hágase rico con su compañero, se percató de que el libro significaba mucho para su dueño. «Déjame copiarlo», le dijo. «Pues claro, no faltaba más», fue la respuesta.

Kenneth Harmon aprendió el secreto para conseguir hacer las cosas. Entró inmediatamente en acción. En un frenesí de actividad, empezó a copiar. el libro a máquina. Palabra por palabra, página por página, capítulo por capítulo. A causa de su obsesión ante la posibilidad de que le quitaran el libro en cualquier momento, se vio impulsado a trabajar día y noche. Hizo bien porque, una hora después de haber escrito la última página, sus apresadores se lo llevaron al conocido campo de prisioneros de Santo Tomás. Había terminado a tiempo porque había empezado a tiempo. Kenneth Harmon tuvo consigo el manuscrito durante los tres años y un mes que duró su cautiverio. Lo leía una y otra vez y ello alimentaba sus pensamientos. Y le impulsaba a tener valor, forjar planes para el futuro y conservar su salud física y mental. Muchos prisioneros de Santo Tomás sufrían daños físicos y mentales a causa de la desnutrición y el miedo… miedo al presente y miedo al futuro. «Yo, en cambio, me sentía mejor cuando salí de Santo Tomás que cuando entré… mejor preparado para la vida… más despierto mentalmente», nos dijo Kenneth Harmon. La esencia de su idea se halla contenida en la siguiente afirmación: El éxito se tiene que practicar constantemente, de otro modo, despliega las alas y huye volando».

Ahora ha llegado el momento de actuar.
Porque el secreto para conseguir hacer las cosas puede cambiar la actitud de una persona de negativa a positiva. Un día que tal vez se hubiera echado a perder puede convertirse en un día agradable. EL DÍA QUE SE HUBIERA PODIDO ECHAR A PERDER. Un estudiante de la Universidad de Copenhague llamado Jorgen Juhldahl trabajaba en verano como guía turístico. Dado que hacía de buen grado mucho más que sus simples obligaciones, unos visitantes de Chicago le organizaron un recorrido por los Estados Unidos.

El itinerario incluiría un día de visita a los lugares de interés de Washington, camino de Chicago. Al llegar a Washington, Jorgen se dirigió al hotel Willard en el que ya tenía el alojamiento pagado. Estaba entusiasmado. En el bolsillo de la chaqueta guardaba el pasaje de avión con destino a Chicago; en el bolsillo del pantalón guardaba la cartera con el pasaporte y el dinero. ¡Pero entonces el joven recibió un golpe terrible! Mientras se disponía a acostarse, descubrió que había perdido la cartera. Bajó corriendo a recepción. «Haremos cuanto podamos», le dijo el director del establecimiento. Pero, a la mañana siguiente, la cartera aún no había sido localizada. Jorgen Juhldahl tenía menos de dos dólares en los bolsillos. Solo en un país extranjero, se preguntó qué podría hacer. ¿Telegrafiar a sus amigos de Chicago y decirles lo que le había ocurrido? ¿Acudir a la embajada danesa e informar de la pérdida del pasaporte? ¿Aguardar en la jefatura de policía hasta que se tuviera alguna noticia?


De repente, se dijo: « ¡No! ¡No haré nada de todo eso! Veré Washington. Es posible que jamás tenga ocasión de volver a estar aquí. Dispongo de un valioso día en esta gran capital. Al fin y al cabo, aún tengo el billete de avión con destino a Chicago para esta noche y tendré mucho tiempo para resolver el problema del ‘dinero y del pasaporte. En cambio, si no veo Washington ahora, es posible que nunca lo vea. Estoy acostumbrado a recorrer muchos kilómetros a pie, me encantará ir andando.
»Ahora es el momento de ser feliz. »Soy el mismo hombre que era ayer antes de perder la cartera. Entonces era feliz. Ahora tendría que ser feliz… encontrarme en los Estados Unidos… tener el privilegio de disfrutar de unas vacaciones en esta gran ciudad. »No perderé el tiempo entristeciéndome inútilmente por mi pérdida. »

Y salió a pasear. Vio la Casa Blanca y el Capitolio, visitó los grandes museos, subió a lo alto del monumento a Washington. No pudo dirigirse a Arlington y a algunos otros lugares que deseaba ver. Pero lo que vio, lo vio con más detenimiento. Se compró cacahuetes y caramelos y fue comiéndoselos para no pasar hambre. Y cuando regresó a Dinamarca, la parte de su viaje que recordó mejor fue aquel día en que recorrió Washington a pie, un día que Jorgen Juhldahl tal vez hubiera perdido si no hubiera empleado el secreto para conseguir hacer las cosas. Porque conocía la verdad contenida en esta afirmación. AHORA es el momento. Sabía que el AHORA hay que apresarlo antes de que se presente: ayer-hubiera-podido… Por cierto, para terminar la historia, cinco días después de aquella memorable jornada en Washington la policía encontró su cartera y su pasaporte y se los envió.

¿Está usted asustado de sus mejores ideas? Una de las cosas que a menudo nos impide apresar el AHORA es una especie de timidez ante nuestras propias aspiraciones. Sentimos un poco de miedo ante nuestras propias ideas la primera vez que se nos ocurren. Pueden parecernos excesivamente originales y descabelladas. No cabe la menor duda: hace falta cierta audacia para poner en práctica una idea no probada. Y, sin embargo, es precisamente esta clase de audacia la que a menudo lleva a los más espectaculares resultados La famosa escritora Elsie Lee nos habla de Rut Butler y de su hermana Eleanor, hijas de un peletero de Nueva York conocido en todo el país. «Mi padre fue un pintor fallido -dice Ruth-. Tenía talento, pero la necesidad de ganarse la vida no le dejó tiempo para crearse una reputación como artista. Por eso se dedicó a coleccionar cuadros. Más adelante, empezó a comprar cuadros para Eleanor y para mí.»

De este modo, las muchachas aprendieron a conocer y apreciar las bellas artes y adquirieron un impecable buen gusto. Cuando fueron mayores, los amigos solían pedirles consejo acerca de los cuadros que deberían adquirir para sus hogares. A menudo prestaban piezas de su colección durante breves períodos. Un día, Eleanor despertó a Ruth a las tres de la madrugada. «¡No empieces a discutir porque tengo una idea tremenda! Vamos a formar una alianza magistral.» «¿Y qué demonios es una alianza magistral?» «Una alianza magistral es la coordinación de los esfuerzos y conocimientos, en un espíritu de armonía, entre dos o más personas con el fin de alcanzar un objetivo concreto. Y eso es exactamente lo que vamos a hacer. ¡Vamos a organizar un negocio de alquiler de cuadros!» Y Ruth se mostró de acuerdo. Fue una idea tremenda. Pusieron manos a la obra aquel mismo día, a pesar de las advertencias que les hicieron los amigos sobre los peligros que podían correr: les podían perder o robar los cuadros

y tal vez surgieran procesos legales y problemas de seguros. Pero ellas se pusieron inmediatamente a trabajar, reuniendo un capital de 300 dólares y convenciendo a su padre de que les prestara el sótano de su peletería sin cobrarles alquiler.
«Instalamos 1.800 cuadros de nuestra colección entre los maniquíes de los abrigos -recuerda Ruth-, haciendo caso omiso de la triste mirada de desaprobación de nuestro padre. El primer año fue muy difícil… una auténtica lucha.»


Pero la original idea dio resultado. La empresa, conocida como la Biblioteca Circulante de Cuadros de Nueva York, alcanzó un gran éxito… con unos 500 cuadros alquilados constantemente a empresas comerciales, médicos, abogados y domicilios particulares. Un apreciado cliente fue durante ocho años un recluso de la penitenciaría de Massachusetts. Escribió humildemente, señalando que tal vez la Biblioteca no querría alquilarle un cuadro habida cuenta de su domicilio. Los cuadros le fueron enviados libres de alquiler y con tan sólo los gastos de transporte. A cambio, Ruth y Eleanor recibieron una carta de la dirección de la prisión en la que se les comunicaba que los cuadros estaban siendo utilizados en un curso de iniciación a las artes del que iban a beneficiarse muchos cientos de reclusos. Ruth y Eleanor empezaron su negocio con una idea. Y después respaldaron su idea con una acción inmediata. El resultado fue un beneficio para ellas y una fuente de placer y felicidad para muchas otras personas.


¿ESTÁ DISPUESTO A DUPLICAR SUS INGRESOS? W. Clement Stone estaba efectuando un recorrido por Asia y el Pacífico en calidad de uno de los siete ejecutivos representantes de la National Sales Executives International. Un martes, Stone pronunció una conferencia sobre el tema del estímulo ante un grupo de hombres de negocios de la ciudad australiana de Melbourne. El jueves siguiente por la mañana, recibió una llamada telefónica. Era de Edwin H. East, director de una empresa que vendía armarios metálicos. El señor East estaba muy emocionado. « ¡Ha ocurrido algo maravilloso! ¡ Se mostrará usted tan entusiasmado como yo cuando se lo cuente!» «Cuéntemelo. ¿Qué ha ocurrido?»


«¡Algo asombroso! El martes pronunció usted una conferencia acerca del estímulo. En su charla, recomendó usted diez libros de inspiración. Yo compré Piense y hágase rico y empecé a leerlo aquella noche. Me pasé varias horas leyéndolo. A la mañana siguiente, empecé a leerlo de nuevo y después escribí en una hoja de papel: “Mi principal objetivo concreto es duplicar este año las ventas del año pasado.” Y lo más curioso es que lo he conseguido en cuarenta y ocho horas.» «¿Cómo lo ha conseguido? -le preguntó a East el señor Stone-. ¿Cómo ha conseguido duplicar sus ingresos?»


East contestó: «En su conferencia acerca del estímulo, usted nos contó cómo Al Allen, uno de sus vendedores de Wisconsin, trató de vender sus productos recorriendo toda una manzana. Dijo usted que Al haía tenido suerte porque había trabajado todo el día in conseguir ni una sola venta. »Aquella noche, dijo usted, Al Allen desarrolló un descontento inspirador. Decidió visitar al día siguiente a los mismos clientes y potenciales y vender más pó lizas de seguros en un solo día que cualquiera de los demás agentes de su grupo en una semana. »Nos contó usted cómo Al Allen recorrió de nuevo toda la misma manzana de casas. Visitó a las mismas personas y vendió 66 nuevas pólizas de seguros contra accidentes. Recordé sus palabras: “Algunos pueden pensar que eso no se podía hacer, pero… Al lo hizo”. Yo le creí. Estaba dispuesto.

»Recordé el mecanismo de autoarranque que usted nos había indicado: ¡ HAZLO AHORA!
»Me dirigí al fichero y analicé diez cuentas “muertas”. Preparé lo que previamente me hubiera parecido un programa excesivo con el fin de presentarlo a cada uno de los clientes. Repetí varias veces la frase de autoarranque: ¡ HAZLO AHORA ! Y después llamé a los diez clientes con una Actitud Mental Positiva y con- seguí ocho grandes ventas. ¡ Es asombroso… auténticamente asombroso… lo que puede conseguir un vendedor que utilice la fuerza de una AMP!»

Edwin H. East estaba dispuesto cuando oyó hablar del estímulo. Prestó atención al mensaje que era aplicable a su caso. Estaba buscando algo. Y encontró ese algo. Nuestra intención al contarle esta historia es que preste atención porque usted también ha leído la historia de Allen, pero tal vez no haya comprendido de qué manera puede aplicar este principio a su propia experiencia. Edwin H. East lo comprendió. Y usted también puede comprenderlo: puede aplicar los principios de cada historia que se presenta en La actitud mental positiva: un camino hacia el éxito.
Ahora, sin embargo, queremos que se aprenda el mecanismo de autorraque del ¡HAZLO AHORA!
A veces, la decisión de actuar inmediatamente puede convertir en realidad sus más descabellados sueños.
Es lo que le sucedió a Manley Sweazey.

ES POSIBLE COMBINAR EL NEGOCIO CON EL PLACER. A Manley le gustaba cazar y pescar. Su idea de la buena vida era la de adentrarse setenta kilómetros en el bosque con su caña y ,su rifle y regresar a pie un par de días más tarde, agotado, cubierto de barro pero muy feliz. Lo malo era que aquella afición le robaba demasiado tiempo de su trabajo como agente de seguros. Un día, mientras abandonaba uno de sus lagos de percas preferidos para regresar a su despacho, a Manley se le ocurrió una descabellada idea. Si hubiera en alguna parte gente que viviera en el bosque… gente que necesitara pólizas de seguros. ¡Entonces él podría trabajar y vivir al mismo tiempo al aire libre! Y, en efecto, Manley descubrió que esta

gente existía: los hombres que trabajaban en el ferrocarril de Alaska. Vivían en casetas diseminadas a lo largo de los 800 kilómetros de las vías. ¿Y si les vendiera seguros a aquellos ferroviarios y a los cazadores de pieles y a los mineros de oro de la zona? El mismo día en que se le ocurrió la idea, Sweaze empezó a forjar planes positivos. Consultó a una a encia de viajes y empezó a hacer las maletas. No permitió que las dudas se insinuaran subrepticiamente y le asustaran, induciéndole a creer que su idea tal vez fiera descabellada… y que tal vez fallara. En lugar de analizar excesivamente la idea en busca de posibles defectos, tomó un barco rumbo a Seward, Alaska.

Recorrió el ferrocarril en toda su longitud muchísimas veces. El «Andarín Sweazey», tal como le llamaban, se convirtió en un personaje bien recibido por aquellas gentes no sólo porque les vendía seguros, cosa que nadie se había molestado en hacer hasta entonces, sino también porque representaba el mundo exterior. Se molestó en recorrer un kilómetro de más. Porque aprendió a cortar el cabello y lo hacía gratis. Y también aprendió a guisar. Dado que los hombres solteros solían comer sobre todo conservas y tocino, Manley, con sus habilidades culinarias, era un huésped bien recibido. Entretanto, hacía lo que naturalmente se le ofrecía. Hacía lo que quería hacer recorrer las colinas, cazar, pescar y, tal como él decía: «vivir la vida de Sweazey».

En el sector de los seguros de vida existe un lugar de honor especial reservado a los hombres que venden en un año por valor de más de un millón de dólares. Se llama la Mesa Redonda del Millón de Dólares. Y lo más extraordinario y casi increíble de la historia de Manley Sweazey es que, habiendo actuado impulsivamente, habiéndose dirigido a los bosques de Alaska habiendo recorrido la zona del ferrocarril a la que nadie se había molestado en ir, consiguió en un año unas ventas por valor de más de un millón de dólares, ocupando así un merecido lugar en la Mesa Redonda. Y nada de todo ello hubiera ocurrido si él hubiera vacilado en utilizar el secreto para conseguir hacer las cosas cuando se le ocurrió la «descabellada» idea. Apréndase de memoria el mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA!


El ¡HAZLO AHORA! puede influir en todas las fases de su vida. Puede ayudarle a hacer las cosas que tiene que hacer pero que no le apetece hacer. Puede impe dirle aplazar un deber desagradable que se le presente. Pero también puede ayudarle a hacer las cosas que usted quiere hacer, tal como le ocurrió a Manley Sweazey. Le ayudará a aprovechar aquellos valiosos momentos que, cuando se pierden, ya nunca se recuperán. La palabra de afecto a un amigo, por ejemplo. La llamada telefónica a un socio, diciéndole simplemente que lo admira. Todo en respuesta al mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA!

ESCRÍBASE UNA CARTA A SÍ MISMO. He aquí una idea para ayudarle a ponerse en marcha. Siéntese y escríbase una carta a sí mismo, exponiendo las cosas que siempre ha tenido intención de hacer, como si éstas ya se hubieran cumplido: proyectos personales, .de carácter social o comunitarios. Escriba la carta como si un biógrafo estuviera describiendo la maravillosa persona que es usted cuando actúa bajo la influencia de una AMP. Pero no se detenga ahí. Utilice el secreto para conseguir hacer las cosas. Responda al mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA!
Recuerde que, con independencia de lo que haya sido o de lo que sea, usted puede ser lo que quiere ser si actúa con una AMP.

El mecanismo de autoarranque del ¡HAZLO AHORA! es un importante factor de automotivación. Es un importante paso hacia la comprensión y la aplicación de los principios del siguiente capítulo, titulado «Cómo estimularse a sí mismo».

GUÍA Nº 8

Ideas a seguir

1. Es mejor hacer algo y no pagar nada que pagar cuotas y no hacer nada.
2. Con demasiada frecuencia, lo que leemos y profesamos se convierte en una parte de nuestra biblioteca y de nuestro vocabulario, en lugar de convertirse en una parte de nues tra vida. Deténgase a pensar en ello. Usted conoce los principios que pueden ayudarle a alcanzar en la vida un objetivo que merezca la pena… pero, ¿convierte usted estos principios en una parte de su vida?
3. «Siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino.» ¿Qué hábitos de pensamiento o acción, en cualquier actividad humana, desearía us ted adquirir? ¿Qué hábitos desearía eliminar? Tendría usted que saber cómo adquirir hábitos deseables y eliminar los indeseables si ha aprendido a reconocer y aplicar los principios que se le revelan en este libro.
4. El secreto para conseguir hacer las cosas: ¡HAZLO AHORA!
5. Mientras viva, cuando la sugerencia del ¡HAZLo AHORA! surja de su subconsciente y aparezca en su conciencia, induciéndole a hacer lo que debe, emprenda inmediatamente la acción necesaria. Es un hábito que le permitirá alcanzar destacados éxitos.
6. La carga del aprendizaje corresponde a la persona que quiere aprender. Si quiere usted aprender a alcanzar algo en la vida que no viole las leyes de Dios o los derechos de sus congéneres, ahora es el momento de empezar a estudiar y aprender las ideas que pueden

enseñarle a alcanzar sus objetivos. Estudie y aplique los principios contenidos en La actitud mental positiva: un camino hacia el éxito… no se limite simplemente a leer lo que está escrito.
7. Ahora es el momento de actuar.

¡HÁGALO AHORA!

 

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